Imagen de San Miguel Arcángel

Contar con la protección de una estampa de San Miguel Arcángel es una tradición religiosa del catolicismo que se ha enraizado entre sus fieles.
La Iglesia cristiana católica tiene a este Arcángel como su máximo protector, dado que lo cataloga como el máximo jefe de los ejércitos de Dios.

El Arcángel San Miguel y la guerra en el cielo

El libro del Apocalipsis narra unos de los acontecimientos religiosos sin precedentes en la historia de las religiones: la guerra en el cielo en donde un grupo de Ángeles y Arcángeles liderados por San Miguel, logran la expulsión de Satanás y sus seguidores del cielo.

EL motivo de la rebelión es impreciso ya que depende de la interpretación de cada religión sobre lo acontecido. La religión católica considera que la rebelión de Satanás se debió a su orgullo de inclinarse ante la humanidad una vez que Dios culminó la creación del mundo y le dio al ser humano el libre albedrío.
Esa actitud negativa culminó con una sublevación del Ángel del mal y muchos de sus seguidores por lo que fue necesaria una reacción rápida de Dios, quien dispuso la misión al Arcángel San Miguel para que amparado en su espada, los echara para siempre de la diestra de Todopoderoso.

De allí nace la tradición religiosa de ver a este Guerrero Divino como un protector al que Dios le encargó de velar por la seguridad de su pueblo elegido.

¡Quién como Dios!

Tener el auxilio de la estampa de San Miguel Arcángel es contar con la compañía del primer guardián del cielo. Es sentirnos predilectos de su espada, y andar por los caminos del bien sin temor. Y en caso de presentir la amenaza del Satanás o alguno de sus seguidores, clamar con fuerza, ¡Quién como Dios! para que la victoria sea nuestra.

La iconografía católica ha plasmado durante siglos a la figura de San Miguel como un guerrero con una espada reluciente en la mano derecha, con la que somete a Satanás. Además tiene en la mano izquierda una balanza, símbolo de la justicia.

La espada es símbolo de que el hombre puede luchar contra las adversidades de la vida, que el enemigo, en venganza por ser despojado del cielo, siembra en él. Es una herramienta que le ayuda en la reconciliación espiritual y cercanía con Dios.

La balanza, para muchos teólogos, es la representación del juicio final. Indica que quien estará al frente de ese momento crucial para la humanidad será Miguel, responsable de actuar con justicia para determinar quién será beneficiado para estar con Dios en el cielo y quien debe ser expulsado de la vida eterna.

San Miguel Arcángel el caballero de la espada flamígera

La espada de San Miguel, esculpida con la frase, ¡Quién como Dios! se tiene que interpretar mucho más allá del hecho mismo de una batalla entre este mensajero y Satanás.

En su cobijo los devotos, demostrando fuerza de voluntad, tienen la responsabilidad de luchar contra el mal, que busca separarlos de Dios. Satanás en su astucia utiliza el libre albedrío del ser humano para que este se aleje del Creador y le sirvan a él.

La espada es símbolo de fuerza, constancia y temple contra aquél que pretende que la humanidad se corrompa y reniegue del Todopoderoso. Bajo la gracia de la estampa de San Miguel Arcángel y fortalecido en la fe, el cristiano debe estar vigilante ante los tropiezos que Satanás pone en su camino.

El diablo actuar para engañar el corazón de una persona y confundirlo. Nunca se presentará con algo horrible para atrapar a su víctima. Se mostrará con cosas que generan placer, poder y deseos de grandeza. Con esas vanidades de la vida pretende alejar de Dios a sus hijos.